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Parece mentira que después de un año de sinsabores amorosos a Rihanna le queden fuerzas de hacer un ‘topless’ semidesnuda para la edición de enero de ‘GQ’. Pero ya se sabe que la diva de Barbados no le tema a nada, y se ha propuesto abrir la década enseñando su espectacular anatomía al mundo para hacer las delicias de millones de hombres a los que, al mismo tiempo, les cierra las puertas de un corazón fuerte pero desengañado.

La intérprete de ‘Russian Roulette’ confiesa que superó el miedo a hablar del dramático incidente que sufrió con su ex Chris Brown el pasado mes de febrero, cuando se encontraba en medio de una carretera y éste le propinó una paliza dejándola malherida. «Quería seguir adelante. Sabía que esa era la única manera de hacerlo. Y quería que la gente lo superara conmigo. Porque lo que menos quiero es que me conozcan sólo por lo que pasó esa noche. No quiero que eso sea por lo que me definan».

La joven revela que se está tomando con «mucha fuerza» el presente y quiere de una vez «cortar» con su pasado para «empezar de nuevo». De hecho, es tajante al afirmar que no depende de la amistad de su ‘ex’ y que quizá en «diez años» logre perdonarle, aunque ni siquiera se lo plantea.

Con mechas rubias y un peinado de lo más ‘punk’, la nueva Rihanna es una mujer feroz que ha dejado de lado su imagen de muchacha sensual con un ligero toque de inocencia para plantarle cara al nuevo año. Y es que su espectacular figura no tiene desperdicio, ya pose tumbada con un jersey blanco que le tapa sólo parte superior de sus pechos o a cuatro patas en bikini imitando una pantera.

Sobre el rumor que corrió en la red afirmando que sufría un herpes labial, la cantante ‘afro’ se muestra sorprendida a la vez que indignada de que se inventen noticias infundadas. «No es verdad. Es una maldita cicatriz en mi labio. Al principio decía, ¿están hablando en serio? Pero luego leo noticias y veo que la gente se lo sigue creyendo».